lunes, 3 de marzo de 2008

SÍNTESIS DE MI HISTORIA PERSONAL

Nací sin ser consultado y cuando apenas era un bebé, un 2 de agosto de 1945 en el Hospital Rivadavia de la hoy mal denominada Ciudad Autónoma de Buenos Aires, circunstancia que me confiere calidad de “porteño”. Mis padres, Ricardo Jorge y Aurora Rouco, se encargaron de trasladarme a los dos días, al domicilio de la calle Lafuente 214 del entonces paqueto Barrio de Flores, hoy convertido como tantos otros, en una verdadera “letrina”. Como era el único descendiente varón de los Pareja, mi nacimiento fue todo un acontecimiento. Mi viejo era el menor de los tres hermanos varones y también el menor del total de los hermanos que sumaban 7, incluídas mis tías paternas. El mayor, Ernesto Mario Julián, en la pertinaz búsqueda de ese macho que daría trascendencia al apellido, tuvo la desdicha de tener 7 hijas mujeres y el del medio, Eduardo, 2 hijas mujeres, circunstancia que colocaba a mi padre en calidad de Héroe de la vieja prosapia. Toda una responsabilidad sobre mis espaldas apenas nacido.
Cursé mi educación primaria en el Colegio Eva Perón, sito en la calle Varela, entre las de José Bonifacio y Avenida Directorio; la secundaria en el Comercial nº 9 José Ingenieros, ubicado en la calle Ramón Falcón entre las de Bonorino y Membrillar y posteriormente, a los 19 años, ingresé a la Escuela de Cadetes Cnel. Ramòn Lorenzo Falcón con asiento en el barrio de Villa Lugano, egresando dos años después con la para entonces existente jerarquía de Oficial Subayudante. A fines del año l989 y cuando tan solo contaba 44 años, solicité mi pase a situación de retiro, ostentando la jerarquía de Comisario. Hubo dos circustancias concurrentes que precipitaron mi decisión; el fallecimiento del Comisario General D. Juan Angel Pirker ocurrido meses antes y el haber sido desplazado del ámbito de Comisarías, donde me sentía pleno, felíz y enteramente abocado a mi amada profesión.
Desde entonces no trabajo y solo incursioné en algunas emisoras en FM hasta recalar en radio El Mundo AM l070 y cuando ésta tenía capacidad de llegada a todo el territorio Nacional con estudios en la calle Perón.
Finalmente y a la edad que tengo, cumplí el sueño de hacer editar un libro de mi autoría que lleva por título Catarsis en Veinte Citas, a través de la Editorial André Materón y con un soberbio dibujo de tapa de Samanta Saladino, una personita muy cara a mis afectos, de un talento poco común.
En el año 1984 – y lo dejo como postre – nació mi hijo varón Alejandro Julián. El primer nombre elegido por la madre Nancy Gorno y el segundo por mí, con la firme promesa por parte de aquella de que se le llamaría por su segundo nombre – una suerte de pacto incongruente por donde se le mire -. Desgraciadamente mi viejo que falleció a la temprana edad de 63 años, no tuvo la dicha de conocer a quien será el portador de ese anillo generacional con la Heráldica que ya apenas se puede visualizar….pero que está.
Hoy, a los 62 años, abro ésta página personal sin tener muy claro la utilidad que le pueda dar.

MIS GUÍAS Y YO

Mi vida ha transcurrido en una suerte de sicoterapia tendiente a liberar el inconsciente de recuerdos traumatizantes, lo que no implica que sean necesariamente malos. Tuve una infancia feliz y recibí una excelente educación que no asimilé en todo su contenido. Sí cargo todavía con la pesada mochila de mi marcada inestabilidad emocional que hizo lastimara a mis mayores afectos. De todas maneras me considero un buen tipo y disfruto de la dicha de tener un hijo como Julián, quien junto a Samanta, su novia que parece sacada de un cuento de hadas, me están enseñando que es posible construir un mundo mejor, donde por sobre todo deben estar presentes el amor, la paz, el talento y la creatividad.